En la tarde de hoy asistí a una mesa redonda sobre Responsabilidad Social Empresarial en Montevideo (Uruguay) dirigida por el Dr. Djordjija Petkoski -especialista del Banco Mundial y director del programa de Negocios, Competitividad y Desarrollo del Instituto del Banco Mundial. Por Carolina Herrero.
En esta instancia (ya que debo decir que, antes de partir hacia España para obtener mi Maestría, participé de varias otras instancias de presentación de la RSC y su aproximación al sector empresarial) participamos un grupo reducido de agentes provenientes de diversos sectores de la sociedad: desde entidades educativas, ONG´S, profesionales independientes (entre los cuáles me encontraba yo), empresariado, medios de comunicación, instituciones financieras y estudiantes.
La sensación que sigo teniendo es que, la mayoría de estos y estas participantes acuden a tales instancias para... “ver de que va esto de la responsabilidad social”. Y es que el concepto (y menos aún su puesta en práctica) parece ser algo “etéreo”, poco tangible para el conocimiento de la población en general. Ni siquiera entre profesionales hay una idea clara de lo que nos referimos bajo la sigla RSC o RSE, pero este tema lo dejo a un lado para retomarlo en futuras notas y análisis.
Lo que ha quedado de manifiesto en la instancia de hoy, es la necesidad de buscar un interés común en las empresas para desarrollar, ya sea a nivel de grupos empresariales o clusters, el tema de la implementación de la Responsabilidad Social en las empresas, y más aún en las PYMES, quienes conforman en abrumadora mayoría el tejido empresarial latinoamericano, y las que difícilmente son consideradas en programas de implementación de la RSE o a quienes les cuesta más llegar a la asistencia profesional en esta materia. Y este interés común puede venir dado por el aumento de competitividad que adquieren las empresas cuando gestionan adecuadamente su RSE, y aquí en Latinoamérica, la gestión de la RSE aún puede considerarse que proporcionará una ventaja competitiva para quien la desarrolle y gestione, puesto que aún “estamos en pañales” en estos temas.
Es llamativo el dato que compartió con nosotros el Dr. Petkoski, acerca de que el 90% de quienes contactan con él por temas de RSC/RSE provienen de áreas de Gestión de Relaciones Públicas/ Institucionales. La responsabilidad social debería surgir de manera natural, como una inquietud y necesidad de la gerencia de la empresa por “emborrachar” su estrategia empresarial de principios socialmente responsables, y traducirlos en las acciones respectivas.
Ha quedado un compromiso tácito de participar en grupos de análisis respecto de cuáles deberían ser los temas considerados prioritarios en la gestión de la responsabilidad social de nuestro empresariado uruguayo, para que luego éste los adopten en sus estrategias empresariales, el gobierno en su legislación, y el consumo en sus demandas. Todos y todas tenemos que participar, es un círculo donde cada actor tiene su rol y debe ejercitarlo, y somos todos responsables en tanto no exijamos su cumplimiento.
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Emborracharnos
Sota, Caballo, Rey
El conflicto en torno a instalación de plantas de celulosa en el Uruguay adquiere aristas inverosímiles. Por Carolina Herrero.
A la solicitud de intervención por parte de Su Majestad el Rey Juan Carlos I, como mediador en la búsqueda de un entendimiento entre los gobiernos (Argentino/Uruguayo), y mientras se esperan dichos oficios, se lanza desde la presidencia Argentina una nota con cierto carácter “intimidatorio” sobre las quejas planteadas por el Gobierno Uruguayo respecto de los constantes cortes de rutas internacionales que afectan al país. En dicha nota, se acusa a Uruguay de “desviar la atención sobre el tema central que originó la controversia”, o sea, la instalación de las plantas de celulosa, y que “los actos unilaterales que el Uruguay continúa realizando...generan agravamientos”. Todo esto referido a la quinta reclamación elevada por la Cancillería uruguaya respecto de los cortes de ruta, sobre los cuales se espera el Gobierno Argentino tome una postura.
Ahora bien, no se condena expresamente, por parte del presidente argentino Néstor Kirchner,... el “bloqueo” comercial del que Uruguay está siendo víctima, desconociendo una infinidad de tratados internacionales que a nadie, desde la otra orilla, le viene en ganas recordar; no se adoptan medidas, desde el gobierno argentino, para el cese de los cortes de rutas, los cuales muy por el contrario comienzan a extenderse hacia otros puentes internacionales. Eso sí, se acude a un Tribunal Internacional (el Tribunal de la Haya) para luego desconocer su decisión arbitral. Claro está, ante un fallo contrario al esperado, basta mirar para el otro costado y hacer como si nada hubiese ocurrido, continuando las medidas de instigación internacional.
Mientras, nuestro comercio queda en stand-by, el turismo afronta un gran riesgo de quedar paralizado en esta temporada veraniega que se asoma, ya que gran parte del mismo proviene mediante el transporte carretero, desde la República “hermana”.
¿Cuál será el entendimiento que busque conciliar la Corona? Tendrá en cuenta el mediador de Su Majestad, las penurias de las cuales es víctima el Estado Uruguayo y las cuales está afrontando sin levantar piquetes o sin involucrar a terceros ajenos a la problemática?
Eso sí, los piqueteros ambientalistas de Gualeguaychú se preparan para un “verano en ruta”, construyendo duchas para refrescarse del calor y baños. Yo me pregunto: ¿estarán conectados a la red de saneamiento, o serán vertidos sin tratar sobre el Río Uruguay? Claro, esto siempre del otro lado del Río.
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A un lado y al otro del río
Tema controvertido si lo hay, el que viene debatiéndose desde hace varios meses a ambos lados del Río Uruguay: LAS PAPELERAS. Por Carolina Herrero.
Desde la decisión de ambas empresas (ENCE y BOTNIA) de instalarse sobre ésta margen del Río Uruguay, ha sido una batalla campal incesable, la que ha dado nuestra vencindad argentina de Gualeguaychú. No solo se han cortado rutas fronterizas de acceso a nuestro país, importantes vías de tránsito de mercancías, sino que se ha desconocido la autoridad del Tribunal Arbitral de MERCOSUR para resolver los problemas que competen a los países que lo integran, acudiendo al Tribunal de la Haya en pos de una condenación a la construcción de dichas fábricas (decir que dicho tribunal se ha manifestado contrario a la suspensión preventiva de las obras de las plantas de celulosa pedida por Argentina).
Primero se esgrimieron razones de acumulación de contaminantes, en el caso de la construcción de ambas plantas sobre la misma margen del Río. Pero una vez que una de las plantas ha desistido en el proyecto, van por la otra. Y allí no se verificaría la acumulación citada, por tanto se agudiza la duda sobre los verdaderos motivos de un rechazo tan enfebrecido.
Siendo que Uruguay propuso el monitoreo conjunto de los efluentes de las plantas de celulosa, resulta evidente que Uruguay quiere cooperar para lograr una solución a este conflicto, y además, brinda una posibilidad real a la República Argentina de participar en esto. Dado que se han requerido los Estudios de Impacto Ambiental pertinentes, creer que no somos capaces de realizar los controles ambientales correspondientes es ignorar la capacidad profesional de nuestro personal técnico y/o su ética, así como asumir la irresponsabilidad de todo un Gobierno de Estado así como de los Organismos Internacionales que financiarán dichos proyectos.
¿Es socialmente responsable cortar sistemáticamente rutas, dejando parados camiones con mercancías, perjudicando enormemente el comercio? ¿Es socialmente responsable construir muros que dividan, como el que levantaron los activistas de Gualeguaychú sobre la ruta que une al país con el puente internacional? Muro que fue construido durante la XVI Cumbre Iberoamericana de presidentes, donde se hizo condena expresa a otro muro, el que levanta los Estados Unidos frente a su vecino México. ¿Es socialmente responsable presionar a los organismos internacionales que financiarán los proyectos, para que suspendan dichos fondos, cuando hay Estudios de Impacto Ambiental que justifican su sostenibilidad? ¿Es socialmente responsable el silencio que guardan los demás miembros del MERCOSUR ante esta controversia?
Quizás lo que comenzó como una bandera con fines electorales, se les haya ido de las manos, y lo peor sería que terminara perjudicando a un país que, en su búsqueda de desarrollo, sustentable, se quedara sin inversiones y sin generación de riqueza, a ésta margen del río.
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