Por Carolina Herrero. La instancia para dirimir situaciones que involucren un comportamiento de dudosa ética por parte de empresas multinacionales es una herramienta de actual escasa utilidad, pero ¿por qué?
Una de las inconsistencias de la actitud de un gobierno es adherirse voluntariamente a iniciativas internacionales y luego no comprometer su accionar para garantizar que las mismas sean cumplidos en el país. En este caso, me refiero a las Líneas Directrices de la Organización para la Cooperación al Desarrollo Económico (OCDE) para empresas multinacionales.
Estas directrices de carácter voluntario enuncian principios y normas para regular la conducta empresarial responsable, en terrenos como publicación de información, empleo y relaciones laborales, medio ambiente, lucha contra la corrupción, intereses de las personas consumidoras, entre otros.
Los mismos, fijan la necesidad de que cada país que se adhiera debe establecer un Punto Nacional de Contacto (PNC) quien será encargado de dar a conocer los derechos que tiene la sociedad civil a presentar quejas e instancias específicas sobre empresas multinacionales con actividades poco éticas. Pero claro, si los gobiernos no dan a conocer esta figura (la del PNC) y como se debe desarrollar el procedimiento de presentación de dicha instancia, para que el PNC pueda actuar como mediador en el proceso entre quién denuncia y la multinacional denunciada, de poco sirven los banderines que agitan los gobiernos en señal de su adhesión a principios.
Si la gente “de a pié” no sabe que puede denunciar comportamientos poco éticos, en una instancia extrajudicial, si no saben ante quién dirigirse, o si desconfían de la imparcialidad de ese PNC mediador, estas instancias quedan solo en meras buenas intenciones.
En el taller organizado por el Observatorio de RSC junto con Setem, “Hacia un modelo europeo de Punto Nacional de Contacto”, quedó de manifiesto la necesidad de que los PNC tuvieran una constitución cuatripartita (gobierno-empresa-soc.civil-sindicatos), así como la necesidad de dotarlos de recursos (tanto humanos como materiales) para que puedan ejercer su función, contando con la adecuada promoción e institucionalización de los canales de participación.
Asimismo, en dicho taller se pudo compartir experiencias muy enriquecedoras, como por ejemplo la experiencia australiana, donde sentaron precedente al incluir en la declaración final del PNC todos aquellos aspectos en los cuales se llegó a acuerdo entre las partes, así como los puntos donde la multinacional no quiso embarcarse en las mejoras propuestas.
Estas instancias son sumamente valiosas si se dan a conocer, si se difunde su existencia y modalidad de operancia. Pero si queda relegado a una dependencia en un Ministerio de Comercio Exterior, sujeto a presiones de las cámaras de comercio, de industria, de empresas exportadoras y demás, están destinados a “morir sin pena ni gloria”.
Resulta sumamente llamativo que en el último año no se haya presentado ni una sola instancia ante el PNC Español; dato que evidencié perpleja en la reunión anual del PNC español para informar sobre el avance y actuaciones del último año. Parece pues, que no ha habido ni una sola vulneración a los derechos de las personas trabajadoras, ni un solo caso de corrupción (notorio esto dado que hay países donde es imposible operar al margen de acciones corruptas).
La sociedad debe ser conciente de sus derechos, y está claro que desde el gobierno no se va a generar el flujo de información necesaria. Debemos, desde el tercer sector, intentar generar conciencia y difundir los derechos existentes para hacerlos valer.
Intentemos remendar el cable pelado y poder así, hacer contacto.
Una de las inconsistencias de la actitud de un gobierno es adherirse voluntariamente a iniciativas internacionales y luego no comprometer su accionar para garantizar que las mismas sean cumplidos en el país. En este caso, me refiero a las Líneas Directrices de la Organización para la Cooperación al Desarrollo Económico (OCDE) para empresas multinacionales.
Estas directrices de carácter voluntario enuncian principios y normas para regular la conducta empresarial responsable, en terrenos como publicación de información, empleo y relaciones laborales, medio ambiente, lucha contra la corrupción, intereses de las personas consumidoras, entre otros.
Los mismos, fijan la necesidad de que cada país que se adhiera debe establecer un Punto Nacional de Contacto (PNC) quien será encargado de dar a conocer los derechos que tiene la sociedad civil a presentar quejas e instancias específicas sobre empresas multinacionales con actividades poco éticas. Pero claro, si los gobiernos no dan a conocer esta figura (la del PNC) y como se debe desarrollar el procedimiento de presentación de dicha instancia, para que el PNC pueda actuar como mediador en el proceso entre quién denuncia y la multinacional denunciada, de poco sirven los banderines que agitan los gobiernos en señal de su adhesión a principios.
Si la gente “de a pié” no sabe que puede denunciar comportamientos poco éticos, en una instancia extrajudicial, si no saben ante quién dirigirse, o si desconfían de la imparcialidad de ese PNC mediador, estas instancias quedan solo en meras buenas intenciones.
En el taller organizado por el Observatorio de RSC junto con Setem, “Hacia un modelo europeo de Punto Nacional de Contacto”, quedó de manifiesto la necesidad de que los PNC tuvieran una constitución cuatripartita (gobierno-empresa-soc.civil-sindicatos), así como la necesidad de dotarlos de recursos (tanto humanos como materiales) para que puedan ejercer su función, contando con la adecuada promoción e institucionalización de los canales de participación.
Asimismo, en dicho taller se pudo compartir experiencias muy enriquecedoras, como por ejemplo la experiencia australiana, donde sentaron precedente al incluir en la declaración final del PNC todos aquellos aspectos en los cuales se llegó a acuerdo entre las partes, así como los puntos donde la multinacional no quiso embarcarse en las mejoras propuestas.
Estas instancias son sumamente valiosas si se dan a conocer, si se difunde su existencia y modalidad de operancia. Pero si queda relegado a una dependencia en un Ministerio de Comercio Exterior, sujeto a presiones de las cámaras de comercio, de industria, de empresas exportadoras y demás, están destinados a “morir sin pena ni gloria”.
Resulta sumamente llamativo que en el último año no se haya presentado ni una sola instancia ante el PNC Español; dato que evidencié perpleja en la reunión anual del PNC español para informar sobre el avance y actuaciones del último año. Parece pues, que no ha habido ni una sola vulneración a los derechos de las personas trabajadoras, ni un solo caso de corrupción (notorio esto dado que hay países donde es imposible operar al margen de acciones corruptas).
La sociedad debe ser conciente de sus derechos, y está claro que desde el gobierno no se va a generar el flujo de información necesaria. Debemos, desde el tercer sector, intentar generar conciencia y difundir los derechos existentes para hacerlos valer.
Intentemos remendar el cable pelado y poder así, hacer contacto.
2 comentaris:
Hola, quiero hacer una pregunta quizás estúpida. ¿Qué relación tiene este blog de RSE con lo que pasa en el Uruguay en esta disciplina? (además de su bonita "posteadora").
Hasta donde conozco, Madrid está a 17 horas de vuelo vía Pluna a Montevideo. Y la verdad que la situación en la banda oriental del Río de la Plata no es de la mejor.
Por otra parte, hace más de dos meses que no tiene actualización.
De todos modos, es importante que exista este espacio. Y sería muy fructífero para el Uruguay que se ofreciera un panorama crítico y activo de la situación.
Le agradezco, como coordinador de Blog Responsable (BR), sus comentarios, que en absoluto considero con el adjetivo por usted usado. Debo decirle que BR nació hace un año, y muchas ediciones locales todavía no se han consolidado con varias colaboraciones como está previsto, como es el caso de la uruguaya.
Desde Madrid Carolina sigue muy interesada en la realidad y RSC de su país, pero por motivos profesionales no ha podido últimamente postear. Soy consciente de que debo, como coordinador, incorporar nuevas colaboraciones en esta y otras ediciones para compensar precisamente estos momentos intensos que impiden postear, pero no es fácil encontrar gente implicada, sensibilizada y que colabore sin afán de lucro.
En cualquier caso, las ediciones locales no sólo tratan la RSC desde la óptica de cada país, también tratan temas más generales de los que sus personas colaboradoras saben.
Tomo buena nota de su lamento, y espero que el equipo de BR, ya de 18 personas, podamos ir creciendo y enriqueciendo las distintas ediciones y, en especial, llegar a dar visiones de cada país y, en especial, la uruguaya.
Gracias por sus comentarios y su visita.
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