Por Carolina Herrero. Resulta sumamente llamativo los resultados que se extrapolan de la encuesta "Responsabilidad social de las empresas en Uruguay: la percepción de los ciudadanos", encuesta realizada por el Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República.
Según esta encuesta, el/la uruguayo/a medio/a sabe lo que es la RSE: el 43,6% de la población oyó hablar de la RSE, el 30% de la ciudadanía opina que la información brindada por las empresas sobre la RSE es confiable, y las áreas donde debería actuarse más y mejor en RSE, han sido priorizada por los encuestados, de la siguiente manera: 1) Comunidad, Estado y medioambiente, 2) Empleados/as; 3) Accionistas y 4) Clientela, proveeduría y competencia.
Vayamos por partes, desintegrando la información: personalmente me resulta muy llamativo el resultado de que el “uruguayo medio” sepa lo que es la RSE, particularmente porque he realizado, a nivel personal, un sondeo de opinión entre personas de diversos ámbitos, aunque en su amplia mayoría se trata de profesionales universitarios/as, y la gran mayoría de éstos/as no tiene muy claro de que va la RSC. O sea, no saben bien qué es lo que en realidad está detrás de esta sigla, identificando en su gran mayoría la relación con temas medioambientales, filantropía y mecenazgo. Por tanto, si entre profesionales hay mayoritariamente un desconcierto sobre la acepción del término RSC, considerando a tal colectivo como personas con acceso a cierta educación e información, intuyo que mucho más aún se dará un desconcierto entre la población que no tiene acceso a ámbitos literarios, de investigación o simplemente, de información.
Por otro lado, que la ciudadanía considere que la información brindada por las empresas sobre RSE es confiable, resulta irrisorio. Y esto debido a que las empresas uruguayas informan poco o nada respecto a aspectos vinculados a la RSE. En un encuentro al que concurrí en noviembre pasado, un participante que representaba a una de las instituciones que, bajo el apoyo del BID, está dinamizando la RSE en Uruguay, mencionaba que se han realizado los “primeros cinco Balances Sociales” (Memorias de Sostenibilidad en el contexto Europeo). Teniendo en cuenta que las mejores prácticas empresariales respecto de la condiciones laborales de su personal, no son comúnmente difundidas a la comunidad, salvo raras excepciones, y que los impactos ambientales de la actividad empresarial tampoco son públicamente conocidos, salvo casos también puntuales, ¿qué es lo que evalúan quienes han considerado que la información proporcionada por las empresas sobre la RSE es confiable? Deduzco que se pueden referir a las actividades filantrópicas, ya que son las que mayor difusión social tienen, debido a su estimado impacto positivo sobre la opinión pública, limitando a un aspecto mínimamente ínfimo de lo que abarca la RSE.
Primero se debe educar a las personas, de todos los ámbitos, sectores y clases, para luego que esta ciudadanía pueda evaluar las conductas empresariales, así como comportarse como ciudadanía responsable. Pero claro, la educación puede no resultar atractiva, ya que termina siendo un arma de doble filo:
- Educación
- Ciudadanía responsable
- Demanda de información a las empresas
Éstas últimas, no siempre quieren voluntariamente “compartir” información respecto de su accionar.
Por último, los temas en los cuáles las personas encuestadas consideran que deberían realizarse más esfuerzos, desde el punto de vista de la RSE (que vaya usted a saber qué entendían por tal concepto), son en general similares a aquellos que manifestaban las personas consumidoras españolas, de acuerdo con lo relevado en el Informe Forética 2006 (o su nota de prensa), siendo los más destacados los aspectos ambientales y los referidos al personal, quedando a la cola aspectos vinculados a la clientela.
Y resultaría lógico que así fuera, considerar que la empresa debe velar primero que nada por su personal, que es quién contribuye a que su actividad se realice y, cuanto más conforme esté, más comprometido se sentirá con la consecución de los objetivos planteados, así como por el impacto que la actividad empresarial tiene sobre el medioambiente, no solo en términos de cumplimiento de la legislación ambiental, sino sobrepasando ésta, planteándose retos de minimización del impacto ambiental.
¿Cuando comenzarán a educar, para que la ciudadanía se concientice y exija así mayor información a las empresas? Luego, podremos considerar sus evaluaciones sobre la información que le es proporcionada.
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