Me da otra bolsa, por favor?

. sábado, 10 de mayo de 2008

Por Carolina Herrero. Es lo que escuchamos habitualmente en los supermercados uruguayos, comercios o cualquier establecimiento donde en él hallamos adquirido algún artículo. Y no hablo de bolsas biodegradables, que no son las que nos entregan gratuitamente y con tanta ligereza, sino de las que están hechas de polietilenos y polipropilenos (derivados del petróleo), y tanto su fabricación contamina la atmósfera con emisiones de CO2, como su desecho, que generalmente terminan siendo incineradas.

Y es que por estos pagos no se ha planteado aún, el problema que resulta la generación de tanto residuo, con el problema que acarrea su lentísima degradación natural o la propia gestión del mismo. Es de especial interés el hecho de que su degradación natural tarda varios cientos de años, los cuales no logran definir científicamente de manera exacta, pero sí estiman en unos 400.

Y mientras esperan pacientemente su degradación natural, contaminan océanos y suelos, causando muerte por asfixia de diversos animales marinos así como intoxicando aves que por error, de ellas se alimentan.

Distinto es como se está viviendo este tema en España, donde ha comenzado a generarse cierta consciencia que evidencia el daño ecológico que se está produciendo con el consumo indiscriminado de este tipo de artículo.

Según un estudio, “Los catalanes utilizan 14 millones de bolsas de plástico en un solo fin de semana”, y vaya que asusta la cifra, pero al menos están comenzando a tomar medidas al respecto, como cobrar por la utilización de dicho artículo o aspirar a que su composición sea biodegradable. También algunos de nuestros vecinos latinoamericanos están apostando a las bolsas biodegradables, como Argentina y Chile. En Uruguay? Bien, gracias.

Y generar conciencia será difícil hasta que no comiencen a cobrarnos por cada una de esas pequeñas bolsas que con tanta amabilidad nos ofrecen; hasta que no nos toque el bolsillo propio el hecho de solicitar “una más, por favor”, de ese artículo que una vez llegado a casa, desecharemos rápidamente. Porque para generar el hábito de llevar la propia bolsa de la compra, no hay nada más eficaz que involucrar a la economía doméstica.

6 comentaris:

Anónimo dijo...

Lo igual atrae a lo igual dice la metafísica. Y en esto de la ecología, 500 años bastaron para dar una muestra. Si no, preguntenle a la gente de Iquitos y a todos los yacimientos (oro, plata, estaño), que aniquilaron inexorablemente. Y es larga la lista... Chile y sus salitreras, Brasil y sus selva talada bajo empresas extranjeras que se amparan en leyes que en EEUU están prohibidas (trus for example).

La máxima universal no se cumple: Ocupate en vez de preocupate.

Anónimo dijo...

No me parece mal la iniciativa, me acuerdo que por el año... mmm... 92 o por ahí en el Campamento Artigas (Colonia, Uruguay) había una localidad que ya reciclaba sus desperdicios a modo de prueba piloto y nos dieron charlas sobre el mismo tema.

Un problema para suprimir las bolsas, es que todas las bolsitas del supermercado que por lo menos recibimos en casa, las reutilizamos para envolver los residuos domésticos que se producen... si no recibiera bolsas en el supermercado, probablemente gastaría en un número similar de bolsas de residuos... Complicado ;)

Saludos,
Ale.

F. Xavier Agulló dijo...

De hecho las bolsas del súper son de polietileno, mientras que las especiales para basura son de polipropileno, más fácilmente degradable y menos agresivo con el medio. No sé si además con algún tratamiento adicional.

En cualquier caso conocí hace poco la iniciativa de una empresa catalana, Lebi Bags, que ha desarrollado y comercializado bolsas de plástico totalmente biodegradables. Quizás siempre haya una solución.

Anónimo dijo...

Ale,
Lo que sucedía en casa por ejemplo, que somos 3 personas haciendo la compra, es que en determinado momento, la cantidad de bolsas de supermercado era infinitamente mayor de la que reutilizábamos para colocar los residuos, puesto que los envases pueden "permanecer" en casa más de un día, y así podemos utilizar las bolsas hasta llenarlas y no tirarlas medio vacías.
Entonces, quizás una práctica intermedia pueda ser intentar usar menos bolsas de esas q nos dan gratuitamente, si es que ves que realmente no las utilizas todas, y terminas tirando un montón de ellas vacías...lo mismo con la manía que tienen los comercios de darnos todos los artículos que adquirimos, por más pequeños que sean, en una bolsa. Pues muchas veces, decir: no, gracias, y guardarlo simplemente en el bolso o en un bolsillo ;-)

Anónimo dijo...

Éste también ha sido un comentario que he recibido y quiero compartir:
"Tienes toda la razón, cada vez que voy al super me llenan de bolsas que envío a reciclar, mejor dicho, al contenedor amarillo cuyo contenido va a una central térmica para así producir energía a costa de emitir el mismo CO2 utilizado en la fabricación de la bolsa. Solución: llevar bolsas resistentes de casa, que se puedan reutilizar. El lunes empiezo"

Anónimo dijo...

Recuerdo que durante los meses que viví en Irlanda quedé gratamente sorprendida por los procesos de recogida de basura.Las tiendas estaban obligadas, bajo pena de multa, a hacer paquetes con la basura separándola por tipo de residuo. Cada paquete de basura debía de estar debidamente prensado para que ocupase lo menos posible y debía de llevar una pegatina con los datos de la tienda. Ni que decir tiene, que las bolsas en el comercio se pagaban. Se trata de una serie de medidas que aquí, en España, parecen el futuro, pero que son de fácil aplicación y que inebitablemente ayudan a generar conciencia y hábito.